lunes, 24 de octubre de 2011

Diferente método, mismo resultado: el calentamiento global es real


Después de generar una atención considerable con un anticipo en Capitol Hill, un equipo de científicos independientes ha publicado formalmente su análisis del registro de temperaturas de la superficie de la tierra. Dirigidos por Richard Muller, físico de la Universidad de California, Berkeley, el estudio de Berkeley para la Temperatura de la Superficie de la Tierra tiene un enfoque diferente y más completo que las evaluaciones anteriores, pero llega a la misma conclusión básica: el calentamiento global está ocurriendo.
Hasta ahora los registros instrumentales de temperatura datan desde los mediados del siglo diecinueve y han sido compilados por tres grupos de investigación principales: el Instituto Goddard para Estudios del Espacio de la NASA en Greenbelt, Maryland; la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos en Washington; y una colaboración entre el Centro Meteorológico Británico y la Unidad de Investigación Climática en la Universidad del Este de Anglia en Norwich, Reino Unido. Los tres registros fueron desarrollados de diferentes maneras, utilizando conjuntos de datos separados, pero que se solapan. Los tres estudios se alinean bastante bien en cuanto a que documentan temperaturas ascendentes, particularmente el pico de las décadas recientes, pero esto no ha evitado las críticas por parte de los escépticos del clima con respecto a la calidad de los datos y el rigor del análisis.
Muller dice que él oyó a los escépticos y decidió poner en marcha un análisis independiente. El y su equipo decidieron tratar el registro de temperatura de manera independiente, basados en principios de base. Ellos dicen que sus resultados se alinean con los estudios publicados previamente y sugieren que la temperatura global promedio de la tierra ha subido cerca de 0,9 grados Celsius desde los 50.
Muller dice que está sorprendido de cuán bien los resultados se alinean con los análisis previos, y toma como evidencia el hecho de que varios equipos de científicos que trabajan en esos datos realizan su trabajo “de una manera realmente precisa”.
Los investigadores de Berkeley desarrollaron sus propios métodos estadísticos tal que pudieran utilizar datos de virtualmente todas las estaciones de temperatura en la tierra, unas 39 000 en total, mientras que otros grupos de investigación se basan en subconjuntos de datos de varios miles de sitios para construir sus registros. Esto significa que tuvieron que idear formas de tratar registros de temperatura más pequeños de instrumentos o estaciones donde el registro fue interrumpido.
Muller y su equipo también utilizaron un enfoque diferente para analizar los datos. Los científicos que trabajaron en los estudios anteriores ajustaron los datos iniciales para tener en cuenta las diferencias en el tiempo del día en que las lecturas fueron hechas, por ejemplo, o de las temperaturas más altas causadas por el efecto de isla de calor, en el cual las ciudades tienden a ser más cálidas que en los terrenos naturales. Muller dice que su equipo incluyó los datos iniciales en su análisis y liego aplicó técnicas estadísticas estándar para eliminar los datos inusuales.
El equipo reclama que este método es más transparente que los utilizados por otros grupos. Y puede ser cierto que este tipo de análisis puede hacer que sea más fácil para los grupos externos reproducir y analizar el estudio.
El estudio aun no ha sido revisado por un experto, lo cual es una crítica común entre muchos científicos que ya estaban convencidos de que los análisis anteriores eran sólidos. El equipo de Berkeley está preparando para enviar cuatro artículos al Journal of Geophysical Research para su revisión. Un artículo describe el método y cómo fue aplicado al gran registro de temperatura. Otro discute los distintos métodos para tratar con problemas conocidos y sesgos en el registro de temperatura. Un tercero se enfoca en el efecto de isla de calor y un cuarto se basa específicamente en las estaciones de temperatura que han sido etiquetadas de problemáticas por los escépticos.



miércoles, 19 de octubre de 2011

La pantera rosa de Miquel Navarro

En virtud de su color y porte esbelto, los valencianos dieron el nombre de la pantera rosa a esta escultura. Pocos saben, sin embargo, que el color hace referencia a los terrenos de Renfe, adoptando el de los vagones que aún no han sido pintados cuando son nuevos, o han sido retirados ya, por haber cumplido su ciclo y han perdido su capa de pintura superpuesta.
La escultura fue encargada para conmemorar el canal Júcar-Turia.
Teniendo en cuenta esta motivación, se puede puede intuir que el autor pretende simbolizar el triunfo de la industria humana sobre la naturaleza, dado también que el agua, una vez domada, cae mansamente y en condiciones de ser aprovechada.
Otro punto que cabe destacar es que parece un símbolo fálico. Pudiera entenderse que el ser humano está eufórico, más que satisfecho, por la proeza.
Sin embargo, la idea del autor es mucho más sofisticada. En lo alto de la escultura hay una cabeza de insecto.
Se trata, pues, de un insecto metálico; o sea, es industria y es naturaleza al mismo tiempo. Como el propio canal que representa, que, siendo obra humana, no deja por ello de ser naturaleza. Por la boca del insecto es por donde sale el agua. Es decir, el insecto vierte palabras, que antes han sido ideas o pensamientos, y esas palabras, ofrecidas de forma pacífica y civilizada, resultarán muy provechosas a los habitantes de la ciudad.
El color del monumento no obedece, pues, al motivo utilitario que en un primer momento se puede pensar, sino que posee un simbolismo sentimental y romántico, al referirse a elementos que están en la memoria de los valencianos.
En definitiva, la escultura, y en contra de lo que imprudentemente se pudiera pensar en una mirada apresurada, alberga una gran carga emocional y simbólica. La sencillez en las formas y los materiales debería inducir a pensar en la capacidad de síntesis del arte, que algunos saben interpretar magistralmente.
Vicente Torres

viernes, 7 de octubre de 2011

La Galería Puchol desafía a la crisis

Uno de los motivos de que estemos en crisis es el miedo generalizado a lo que pueda ocurrir, puesto que hace que se frenen muchas iniciativas y proyectos que si se llevaran a cabo podrían ayudar a solucionar la situación que vivimos. Pero este miedo no atenaza a todos por igual. La Galería Puchol, http://www.galeriapuchol.com/ , ha dado ese paso que en estos tiempos resulta tan difícil y ha organizado una exposición que abruma por su calidad.
Claro que los dueños de la galería, Patricia y Carlos, conocen su oficio y saben lo que hacen. Se han esforzado mucho con el fin de poder ofrecer a su clientela unas obras de grandísimo valor, con las que no sólo se puede obtener un obvio deleite para la vista, sino también la tranquilidad de haber hecho una buena inversión. No es probable que su valor decrezca con el paso del tiempo, sino más bien cabe esperar que ocurra al contrario.
La lista de los autores presentes en la exposición es deslumbrante. Pongamos algunos de ellos: Picasso, Joan Miró, Tàpies, Saura, Feito, Miquel Navarro, Chillida, Plensa, Barceló, Francis Bacon, Jasper Johns, Valdés, Barjola y Damien Hirst. Algunas de las obras son originales, mientras que otras son grabados.
Como se observa en la citada lista, junto a los consagrados nombres que aparecen en ella, Pablo Picasso, Antonio Saura, Joan Miró, Juan Barjola, Eduardo Chillida, Jasper Johns o Francis Bacon,
que tanta influencia tienen en el arte, figuran otros que todavía están en activo y que ocupan una posición destacada en el panorama actual, como son los casos del británico Damien Hirst y de los españoles Antoni Tàpies, Jaume Plensa, Miquel Barceló, Luis Feito, Miquel Navarro o Manolo Valdés.
El título de la exposición es 'Visión contemporánea VI', y es una muestra del exquisito gusto de los propietarios de la Galería, que han llevado a cabo una minuciosa selección para lo cual han contado con un amplio catálogo.
Vicente Torres