jueves, 27 de junio de 2013

Una pared y un artista

Los hay que se empeñan en definir qué es arte y qué no es, e incluso con que materiales ha  de estar hecho. Quizá lo apropiado sea fijarse únicamente en los resultados. Claro que por este camino los hay que logran colocar como obras de arte auténticas tomaduras de pelo, pero hay que considerar también que para ello han necesitado unos cuantos cómplices.
Cualquier espectador que se sitúe ante esta foto tratada digitalmente que es arte puro, no necesita que ningún “entendido” se la presente como tal.
La foto original es mía. Tuve la suerte de pasar ante esa pared en el momento en que estaba iluminada de esa manera. Juan Carlos Estrela la trató digitalmente. No tuvo que esforzarse mucho para lograr este espectacular resultado.
Un artista siempre anda buscando nuevas formas de expresión y explora las posibilidades que ofrecen las que va encontrando. El arte digital, ya se ve, ofrece muchas posibilidades. Para aprovecharlas son necesarias dos cosas al menos: Haber educado el gusto, incluso en el caso de que se haya nacido con él, y el dominio de la técnica.
Se puede suponer que Juan Carlos Estrela ha ido probando con distintas tonalidades antes de elegir la que más le gusta, pero también entra dentro de lo posible que haya hecho las pruebas en su imaginación para ir luego directamente al resultado que le parecía mejor.
Los colores que obtiene son similares a los que se podrían conseguir mezclándolos y matizándolos en la paleta. La pericia del artista es innegable. Este muro, que en la fotografía original parece triste y decadente, se ha trasformado en una obra digna de figurar en una pared nueva y reluciente de una casa a punto de estrenar. Se podría imprimir sobre una amplia gama de superficies y en el tamaño que se quiera, para enmarcarla luego. No se trata de sugerir nada, sino de informar a quien no lo sepa.
La búsqueda de la belleza es algo que parece consustancial con este artista. Digo que parece porque no puede ser más que fruto del deseo y de la aplicación, y cabe añadir que la paz interior también forma parte de su empeño.

lunes, 24 de junio de 2013

Una rosa

'Una rosa es una rosa es una rosa es una rosa

Preciosidad extrema

Polainas extra

Preciosidad extrema

Dulcísimo helado

Las páginas envejecen la página envejece la página envejece.'

Gertrude Stein

Una rosa, un color, un aroma, un sueño, una esperanza, una ilusión.

¿Hacia dónde sube la rosa? ¡Qué color tan vivo!

¡Qué riqueza de formas!

¡Qué pétalos tan perfectos!

Una rosa es una rosa es una rosa es una rosa

¡Y con qué poco sentido suelen utilizarse las espinas a modo de metáfora!

Las espinas están en el tallo.

La rosa es otra cosa.

La rosa es una flor. Una flor roja en este caso.

Quiero a mi rosa, adoro a mi flor. Aspiro su aroma, admiro su color.

Hay quien dice que las rosas tienen espinas. No.

Carod se puso una corona de espinas, o se la pusieron.

Pero no eran espinas de verdad. Y se reía.

Carod es Carod es Carod es Carod.

Yo vuelvo a mi rosa. Regreso a mi flor.

La más bella.

Una rosa roja y un sueño.

Una flor que ahora se cimbrea con la brisa.

Un pensamiento bello y una esperanza.

Aroma al viento, color rojo pasión.

Y los sueños intactos.

miércoles, 5 de junio de 2013

En la naturaleza

Descubro un sendero estrecho por entre el intrincado ramaje y me interno por él. Concluye en una pequeña zona despejada en la que apenas cabe una persona sentada. Induce a pensar instintivamente en algo tan humano como el refugio.
Tratamos de refugiarnos del sol, del aire, de la lluvia, de la intemperie, de los enemigos, de todo. Hay sombra en ese hueco, sí. Pero, ¿me encontraría un hipotético enemigo que me estuviera buscando? Le costaría muy poco, sin duda. No obstante, la sensación mental de confort que ofrece el lugar no se desvanece.
En las proximidades hay un grupo de violetas en el que una vez vi una mariposa. He regresado varias veces al lugar y no he vuelto a ver ninguna. Lo cierto es que escasean las mariposas en Valencia, o por lo menos yo no las veo con la frecuencia que debiera. Tampoco se ven golondrinas, que deben haber ido sus nidos a colgar a otra parte. ¿Cómo puede enamorarse la gente si no hay golondrinas? Ellas planean y cuando está la gente embobada mirándolas viene Cupido y dispara sus flechas. Quizá todo tenga que ver con los insecticidas, que matan lo malo, pero también parte de lo bueno. El progreso se impone un tanto a lo bruto.
El sol se refleja en un hilo de araña que cuelga cerca. El brillo sube y baja por el hilo al compás del viento, que sopla suave y plácidamente. El sol no es tan inclemente como en otras ocasiones. A lo lejos y en un nivel más bajo, el suave viento hace ondular el agua de la enorme piscina. La placidez del día, el colorido vegetal, en el que predomina el verde, con su amplia gama de tonalidades, aunque muy salpicado por las flores, que ponen el contrapunto embellecedor, invita a dejarse llevar por la ensoñación.