sábado, 24 de mayo de 2014

En memoria de Amparo Zaragozá

En el sitio de la Galería Punto en Facebook nos hemos encontrado con esta desagradable noticia: Amparo Zaragozá Riera, fundadora de GALERIA PUNTO, nos ha dejado esta noche mientras dormía. Su familia y amigos la despediremos el lunes 26 en la parroquia de San Agustín a las 12 (velatorio a las 11.30) y se la enterrará a continuación en el cementerio de Silla. Descanse en Paz.

A decir verdad, antes de leer esto yo ya lo sabía, porque me lo había dicho Rafa Marí, y mandado mi pésame a Nacho y Amparo Agrait, los hijos de Amparo.
Ha sido un golpe muy fuerte para mí, puesto que cada vez que iba a la Galería Punto y la encontraba allí y charlaba un rato con ella me quedaba con la impresión de que era una mujer muy fuerte, que sabía defender sus derechos, pero sobre todo que daba mucho valor a la palabra dada. Le gustaba además que sus amistades también la cumplieran.
Irradiaba alegría y vitalidad. Era fácil provocar su sonrisa, que además era contagiosa. Como le he leído a Nacho Agrait, era una mujer que supo hacerse un sitio en un mundo de hombres.
Su marido, Miguel Agrait Colomer, junto con el que había fundado la Galería Punto, nos dejó antes. Concretamente, en marzo de 2010. Los dos recibieron la medalla de la Villa de París, otorgado por el ayuntamiento de esta ciudad, en 2006. Aproximadamente un año después de la muerte de su marido, Amparo tuvo que sufrir la de su hijo Miguel.
Esta es una familia que, como contó Rafa Marí en Las Provincias, siempre ha preferido estar en segundo plano, para que todo el protagonismo recaiga en la Galería. Presta más atención a la calidad de las exposiciones que al negocio que pueda hacer con ellas. Decidida una exposición, no se lamenta si luego no resulta del interés de los coleccionistas. Tampoco las épocas de crisis que han tenido que atravesar les han desviado de su camino.
El arte contemporáneo de Valencia ha perdido a uno de sus más significados referentes.
En la foto estoy con Amparo Zaragozá y Ouka Leele, que llegó para inaugurar su exposición.

sábado, 17 de mayo de 2014

Rebeca Plana, en La Gallera

La Gallera, ya lo dice el nombre, es un edificio que fue concebido para que tuvieran lugar en su interior las peleas de gallos, tan populares en su tiempo.
Este espacio, que evoca el drama y la sangre, ha sido invadido por Rebeca Plana y ha elegido para la ocasión un martes y 13, y son 13 las obras que expone. La suerte está echada. No habrá apuestas en el lugar, como era la costumbre de antaño, pero la pasión con que se hacían está toda en el recinto, como se puede suponer, en los cuadros.
Rebeca es una artista visceral, que pinta con trazos gruesos y decididos, y lo expone todo. He aquí unos colchones a modo de cuadros, que inducen a pensar en lo más íntimo de la artista, en lo que su pasión crece de forma exponencial. A una artista lanzada en busca del arte no hay nada que la detenga y si al relato le conviene sacar a relucir sus orgasmos lo hace.
Se suceden los colores vivos, rojos como la sangre, amarillos, blancos, azules. El plumaje de los gallos, alborotado, violentado, inunda la sala en los dos espacios ocupados, el inferior y la galería que debió de ser un observatorio privilegiado para contemplar las peleas.
Los gallos que iban a la lucha a la muerte con altivez y vendían caras sus vidas han vuelto al lugar de forma subliminal; también han traído su carga erótica en esas formas que parecen estallidos multicolores, que incitan de forma indisimulada a sumarse a la fiesta de la vida. Nada reivindica mejor la vida que la muerte. El anuncio de una muerte trágica desata la tormenta perfecta, la despedida triunfal del mundo de los vivos.
Arquitectura y pintura, en este caso, dan lugar a una simbiosis perfecta cuyo objetivo es impactar en el ánimo del espectador y sumegirle en este ambiente apasionado en el que tampoco falta el sentido del humor.
Para el comisario hay dos cuadros, de tonalidades más oscuras, que sintetizan a todos los demás, lo cual se aprecia claramente si se considera a la exposición como un todo. Si se observan los cuadros individualmente quizá sean otros los que llamen la atención.
La fotografía es de María Contel.
Vicente Torres

martes, 13 de mayo de 2014

La sociedad de la información


La sociedad de la información


sábado, 10 de mayo de 2014

Una trampa infernal

Al despertar de una inusual siesta he tenido la misma sensación que muchos años atrás, cuando las hacía con más frecuencia; incluso, todavía medio dormido, he creído que estaba en aquel sitio que hace años que no piso, y todo eso me ha producido una grata sensación.
Pero luego he visto la factura electrónica de la luz y ya he vuelto a la realidad. En aquellos tiempos, bastaba con no encender la luz para ahorrar en el recibo. La gente, en invierno, se sentaba alrededor de la chimenea para charlar. El mismo fuego de los leños, que generalmente procedían del monte, servía para iluminar lo suficiente la estancia y permitir la charla.
En la actualidad, nada de eso es posible ya. La factura de la luz se compone de una parte fija, desconsideradamente alta, y de otra parte que fluctúa en función del consumo y a lo anterior hay que añadir los impuestos, abusivamente altos.
Y mientras los pobres han de hacer frente a las considerables facturas de la electricidad, un inusitadamente alto número de ex políticos de distintos partidos se aburre en las reuniones de los consejos de administración de las empresas eléctricas. El aburrimiento no les impide ir, porque se lo pagan bien. Los políticos en activo también sueñan con aburrirse en esos consejos de administración.
Pero la mala noticia de la citada factura ha sido compensada con la del amigo que está leyendo con buenos ojos el libro que he escrito al alimón con Rafa Marí, y en el que han intervenido 27 personajes. No está en las librerías. Hay que encargarlo. La editorial es Araña.
A mi amigo, concretamente, le ha gustado el pasaje en el que aparece  Adolfo Suárez. Tras su muerte, no se había dicho todo sobre él. Y sigue sin decirse.
Y tras el paréntesis dedicado al auténtico artífice de la Transición, toca volver a la luz, esa trampa diabólica para gran parte de la población. Como este verano que ya está próximo sea tan caluroso como otros recientes, serán muchos los que lo pasen mal, muy mal. España se está convirtiendo en un país inhabitable para los pobres.