martes, 25 de agosto de 2015

Gente 'desinteresada'

Entrecomillo lo de desinteresada porque me refiero a esa gente que sin motivo conocido regala su odio. Me ha pasado o me pasa con gente por la que me he desvivido, con gente por la que he hecho sacrificios, con gente a la que he admirado, o simplemente con gente por la que he sentido una gran simpatía. No lo digo con ánimo de quejarme, porque la vida nos permite que aprendamos de todo. Tampoco está mal la idea de tomar la vida, total o parcialmente, como una fuente de aprendizaje. ¿Y para qué sirve aprender tanto si al final nos hemos de morir?, pensará más de uno.
Lo he contado para dejar constancia de que el odio existe y es que los hay que lo niegan. Existe y una de las lecciones de la vida sería que no conviene dejarse contagiar, hay que mantener este sentimiento lo más alejado que se pueda, porque quien odia no puede amar. Podrá sentir cualquier otra pasión que se confunda con el amor, pero no será.
También los hay que niegan el amor. Pero en la literatura está todo. Se puede encontrar en los clásicos griegos, en Cervantes, en Shakespeare, pero me referiré a un libro reciente, porque está basado en hechos reales. Se trata de 'Volver a Canfranc'. Cuenta la historia de unos seres que se arriesgaron no a que los mataran, sino a que los torturaran cruelmente hasta la muerte, con el fin de salvar la vida a personas que no conocían de nada y a las que como mucho verían una vez en la vida. Eso es amor.
Una persona que odia es incapaz de llevar a cabo proezas como esta. Ni siquiera puede comprender que otros lo hayan hecho. Una persona que es capaz de hacer estas cosas no cabe duda de que ama con todas sus fuerzas a sus familiares y, por supuesto, a sus amigos.