viernes, 12 de enero de 2018

Una de meapilas

Hay personas que tienen una fuerte afición a proclamar su fe religiosa, pero luego no se sienten obligadas por dicha revelación, no sienten la necesidad de demostrarlo con los hechos, sino que más bien parece que sirven de ella como patente de corso para emplear la maza, el hacha o la espada que siempre deben de llevar en la mano.
Su religiosidad se circunscribe a acudir al templo, quizá mostrando mucho fervor y seguramente a rezar algunas oraciones a horas fijas o en momentos concretos.
Hay quien siempre que puede dice «soy creyente» y a continuación se dedica a dar puñaladas, siempre a traición, siempre de forma injusta e inesperada para la víctima. No es probable que a Dios le guste ser utilizado como cómplice en tales actividades, pero eso no parece importarle a quien lo hace, que además sabe como encontrar compinches cada vez, bien entre otros ‘creyentes’, bien entre ateos o agnósticos, porque entre estos los hay que tienen un código ético y quienes no tienen más código que el interés inmediato, o la conveniencia interesada.
No hay nada más propio del cristianismo que el ansia de justicia, y esto no se puede decir de otras religiones, como el islam o los testigos de Jehová, y si no tienen esa condición no deberían ser consideradas religiones, porque no sirven para hacer mejores a las personas, sino que aquellos miembros suyos que se hacen mejores lo consiguen al margen de estas creencias, no a causa de ellas.
El ansia de justicia incluye en sí mismo la piedad, porque sin ella no puede haber justicia, y el amor a sí mismo y al prójimo, porque es el odio el que lleva a la injusticia y al deseo de hacer el mal, es el odio el que impulsa a despreciar prójimo.
Si quienes proclaman su fe, optaran por decir que su ideal es la justicia, se sentirían más obligados y, por tanto, serían mejores personas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un artículo muy interesante detalla con precisión la esencia de las personas , es difícil no caer en la tentación de juzgar y la injusticia es muy subjetiva, si se le puede poner algún pero quizás el título, el contenido es cruel pero real.
Un saludo.
Andalindes.

Anónimo dijo...

Excelente artículo. En vez de religiones deberían existir mejores seres humanos.

Mercedes Claudio Ortiz