Virus de la hepatitis C |
El año pasado se anunciaba que una nueva generación de drogas con el potencial de curar la hepatitis C iba a inundar el mercado.
Vertex Pharmaceuticals, con sede en Cambridge, Massachusetts, y el gigante de los medicamentos, Merck, con sede en Whitehouse Station, New Jersey, habían publicado resultados prometedores sobre la última etapa de los ensayos clínicos de sus medicamentos contra el virus de la hepatitis C (HCV), telapreviro y bocepreviro respectivamente.
Los dos tratamientos pertenecían a la primera ola de los que los analistas en medicamentos piensan que serán abundantes en cuanto a medicamentos contra el HCV y que pueden registrar unas ganancias de billones de dólares en ventas anuales. Se trataba de un éxito de ventas potencial de medicamentos nuevos y eficaces contra la hepatitis C.
Hay muchas personas que no responden a las terapias actuales o que son incapaces de tolerarlas. No hay dudas de que existe una gran necesidad sin cubrir.
Actualmente, los pacientes llevan casi un año tomando una combinación de interferón alfa , una proteína que activa el sistema inmune, y ribavirina, un medicamento antiviral que no ataca específicamente al HCV. Casi la mitad de los pacientes con hepatitis C son curados de esta manera, pero también pueden haber serios efectos secundarios, como depresión, anemia, y enfermedades parecidas a la gripe.
Los nuevos tratamientos se consideraron un gran paso adelante.
Ahora estos medicamentos se encuentran bajo la evaluación de las autoridades reguladoras, al igual que otros tratamientos se encuentran en fase de pruebas.
La hepatitis c y los nuevos medicamentos
Unas 200 millones de personas tienen hepatitis C crónica, una infección que puede persistir en el cuerpo durante años sin producir síntomas. Eventualmente puede dar lugar a cicatrices en el hígado y cáncer. En los Estados Unidos la mayoría de las infecciones son de la variante difícil de la enfermedad, conocida como genotipo 1, que tiene una tasa de cura de menos del 40 por ciento con los mejores tratamientos que hay en la actualidad.
La hepatitis C se disemina a través del contacto con la sangre y ocasionalmente con otros fluidos del cuerpo, entre el 65 y el 75 por ciento de las personas infectadas con la enfermedad no son conscientes de que la tienen. En los Estados Unidos una de cada 30 mujeres que dan a luz tiene hepatitis C, y uno de cada cuatro personas con HIV tiene la infección. La enfermedad es responsable de unos 33.3 millones de dólares en gastos médicos al año.
Parece ser que la terapia de la hepatitis C se está moviendo en la dirección de la terapia del HIV, con múltiples cocteles de medicamentos. Y con los que vienen se espera que se pueda personalizar el tratamiento.
Los pacientes con la infección de hepatitis C de tipo genotipo 1 pueden prever un avance terapéutico significativo.
Un ensayo de 1097 pacientes con el genotipo 1 de la hepatitis C que nunca habían sido tratados, encontró que después de unas 24 o 44 semanas de agregar bocepreviro a su régimen de medicamentos unos dos tercios de pacientes que no eran negros mostraron que habían suprimido el virus efectivamente. La combinación de medicamentos no fue tan efectiva para los pacientes negros, que tienen menos probabilidades de tener una alteración genética que está relacionada con la respuesta a uno de los medicamentos. Pero agregar bocepreviro aumentó las tasas de respuesta en esos pacientes del 23 por ciento a más de la mitad en el grupo de tratamiento de 44 semanas.
El grado de resistencia al tratamiento solo se hará claro con el tiempo, en la medida en que más personas tomen los nuevos medicamentos. Y como mismo se vigila a los pacientes con HIV en cuanto a patrones de resistencia reveladores, también los doctores deben ser capaces de detectar señales tempranas de resistencia en personas que están siendo tratadas por la hepatitis C.
Con bocepreviro y telapreviro habitualmente en la casa se extenderá el alcance hasta potencialmente millones de pacientes con hepatitis C en los Estados Unidos, los doctores y los investigadores ahora están enfocándose en los muchos retos que permanecen.
Se podría prescindir del interferon
La terapia actual consiste en un régimen de un año de duración de tratamiento con los compuestos antivirales interferon-alfa y ribavirina.
Con los nuevos medicamentos se espera utilizar varios medicamentos en combinación, evitando la necesidad del interferon alfa mientras se evite la resistencia. Michael Houghton, virólogo de la Universidad de Alberta en Edmonton, estima, basado en modelos matemáticos y estudios clínicos, que se tomará un coctel de tres terapias para prevenir la resistencia al medicamento.
Los últimos resultados, presentados en la reunión anual del Congreso Internacional del Hígado en Berlín, el primero de abril, sugieren que el interferon eventualmente puede ser prescindible, dijo Raymon Chung, líder de hepatología en el Hospital General de Massachusetts, en Boston. El anticipa un chaparrón de tales estudios de combinaciones en los próximos pocos años.
Fuentes