Unos
pocos decenios atrás me informó un médico de que éste es un
término médico, con el que se denomina a ciertas personas que
padecen retraso mental. Por dicho motivo, durante un tiempo me costó
mucho utilizarlo como insulto. Pero al consultar El
Gran Libro de los Insultos, de Pancracio Celdrán Gomariz, veo
que Ramón Llull opinaba que imbécil es el asno que anda muy cargado
y pretende correr. Y también que Ortega y Gasset decía que 'Ser de
izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas formas que
el hombre puede elegir para ser un imbécil'.
En
los tiempos modernos, en los que todo está a la vista, son muchos
los que ponen sus fotografías en las redes sociales para que sus
amigos virtuales se hagan una idea de como son. Eso está muy bien,
no cabe negarlo. Pero las fotografías revelan mucho. La gente se
preocupa, y es normal, de poner fotos en las que sale favorecida,
pero hay otros detalles a tener en cuenta, aunque ninguno de ellos por
sí solo debería ser definitivo (los imbéciles sólo necesitan un
detalle, por pequeño que sea, para arremeter contra alguien). El protagonista de algunas
fotos trata de parecer simpático, o inteligente, o bondadoso, pero
en algunos se detecta una satisfacción tal que parece que acaben de
escribir el Quijote o de descubrir el Principio de Arquímedes.
La
historia nos revela unas cuantas hazañas y quien tenga conocimiento
de ellas debería querer, en primer lugar, ser capaz de emularlas y,
en segundo lugar, debería saber que mientras no lo haga debe
refugiarse en la humildad.
También
nos enseña la historia que el género humano ha sido capaz de
cometer atrocidades enormes, lo que significa que cualquiera es capaz
de hacer lo mismo. Estas atrocidades cometidas por otros semejantes
nuestros también incitan a la humildad.
La
contemplación de ciertas caras induce a pensar en el término
imbécil.