Siempre es tiempo para protestar contra los malvados. ¡Ojo!, no es lo mismo protestar que acosar, lanzar insidias o acusar en falso. Tampoco es lo mismo un malvado que alguien catalogado interesadamente como malvado.
Vayamos al grano: durante seis largos años se ha estado acusando, sin respetar la presunción de inocencia, a tres personas. Eso es maldad. Han participado en el asunto, o por lo menos no han intentado poner remedio, gentes de la justicia, lo cual es significativo. También lo han hecho periodistas, que, por regla general, no han dado opción a los acusados a defenderse. Algunos se han cebado y revolcado en el cieno.
Está claro que la asignatura pendiente de la democracia española es la independencia de los jueces y de los medios.
Los peritos y testigos de la acusación, gentes muy relacionadas con el mundo del arte, han dado asco todo este tiempo. Los hay que han llevado a cabo durante todo el tiempo que ha durado el acoso actuaciones que si existiera la vergüenza en ellos no podrían vivir.
En el juicio, todos los de la acusación, fiscales, abogados, testigos y peritos, hicieron el ridículo.
Hay que leer la sentencia para comprender la atrocidad de estos malvados, entre los que está el gobierno regional valenciano, que se personó en el caso y jamás debió haberlo.
Se habrían disculpado todos, si supieran lo que es el honor.
El pretexto fue la compra, muy ventajosa para el IVAM, según se demostró en el juicio, de unas obras de Gerardo Rueda. Cuestión distinta es el cuidado que tiene la actual dirección del museo con su patrimonio.
El caso es que esta obra https://www.museoreinasofia.es/coleccion/obra/equinoccio-gris,
propiedad del museo Reina Sofía, está en la Moncloa, como se puede comprobar en la foto.
Se trata de un artista reconocido internacionalmente, que deseaba que su obra estuviera en el IVAM, por lo que se le vendió por un precio inferior al de mercado, detalle este que no frenó a quienes deben de estar rabiando a causa de la frustración.