Supongo
que este político vasco vive agobiado por la falta de tiempo. Tiene
quehaceres muy laboriosos ante sí cada día. Uno de ellos es el de
hacer esa ensaimada que le caracteriza y que tan bien le sienta.
Yo
entiendo que cuando se mira al espejo se vea tan favorecido que no
quiera cambiar. Pero podría plantearse las cosas de otra manera. Si
se hiciera las trenzas africanas, dada su pelambrera, podría
costarle medio día o más de tiempo. Pero es posible que también
quedara muy favorecido y, luego, al no tener que peinarse ya cada día
se encontrara con una gran cantidad de tiempo libre. Podría dedicar
todas esas horas diarias que ahora ocupa en el tocador a pensar en
cosas productivas. Por otro lado, también debería tener en cuenta
que la ensaimada no es muy vasca que digamos. Es de Mallorca, si no
me equivoco. La ensaimada, por muy bien que le siente, es
contradictoria con el cráneo braquicéfalo y el Rh-. Ya sé que ha
hecho alguna gestión en el Registro con respecto a ese peinado. Pero
aun con eso la ensaimada sigue sin ser vasca.
Otra
de las cosas en las que gasta su tiempo es en convencer a quienes
pueda de que Sabino Arana, ese orate irredento, fue una persona
bondadosa, un vasco de pro, un santo sin peana. Quizá el nuevo
peinado le incitaría a abrir la mente, por aquello de que una trenza
iría hacia aquí, la otra hacia allá, la otra quien sabe, etc. Si
abriera la mente se daría cuenta de que eso de ir diciendo cosas que
no son no está bien. Sería más adecuado que explicara que poniendo
en Google “Wikiquote Sabino Arana”, sin las comillas, se llega a
una página en la que hay muchas citas del espécimen este. De Sabino
Arana quiero decir. La apuesta consistiría en ver cuantas citas se
pueden leer sin espantarse. Unos están más curados de espanto que
otros, pero más pronto o más tarde caerían todos. Me refiero a los
seres humanos en este caso.