Años
atrás, yo aún veía la televisión, de modo que
algunos recuerdos me quedan. Uno de ellos se refiere a una prostituta
a la que hicieron dos preguntas para alguno de los programas de
actualidad. Tenía un hijo drogadicto en la cárcel, por ciertos
delitos que había cometido. Y parecía que era habitual, o sea, que
encadenaba las condenas.
La
buena mujer dijo que mientras su hijo viviera lucharía por él. Y
ese es el detalle por el que merece que permanezca en mi recuerdo. Y es que hay
personas despreciadas que tienen el corazón mucho más grande que
otras a las que se puede catalogar de presuntuosas.
Aunque
hay gente que se niega a aceptarlo, hay padres y madres que odian a
sus hijos, o a alguno de ellos. Alice Miller es una escritora que
habla de esto en sus libros. Cuando vivía y, por tanto, podía
mantener su web, recibía en ella multitud de testimonios en este
sentido.
Cuando
los padres se empeñan en hundir a un hijo suelen conseguir sus
propósitos. Juegan con todas las ventajas del mundo. Sus hijos los
necesitan y los quieren y confían en ellos. Pero no siempre tienen
éxito. Algunas de las víctimas se percatan de la trampa en la que
están metidas y luchan. Quizá estos son los que más suerte tienen.
Acaso no haya nada peor que tener unos padres malos, porque
en este caso se asume y se hace propia su maldad. Por lo menos, quien
lucha y sale de ese ambiente adquiere otra forma de pensar y de ser.
Como
en este caso se trata de una madre, la prostituta, que quiere a su
hijo de todo corazón, conviene fijarse en ellos dos. El hijo
probablemente no tuvo opciones en la vida y es posible que su madre
fuera la única persona que lo tratara con afecto y cariño. Y
puestos a pensar bien, que es lo que toca, acaso gracias a ese cariño
de su madre fuera él buena persona. Conviene recordar en este caso a
esos señorones o señoronas, henchidos de poder, cuyo corazón es
pétreo.
Esas
madres (y esos padres) que intentan dañar a sus hijos buscan
coartadas y justificaciones para sus actos. Pero aun en el caso de
que encuentren muchos, siguen siendo canallas. La citada prostituta
era de otra pasta.