cerrar.
32.
intr.
Trabar batalla, embestir, acometer. Cerrar
con el enemigo.
Real
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Hay
personas a las que en el lugar del cráneo que debería ocupar el
cerebro les ha crecido una berza. Creo que son irrecuperables.
Cualquier intento en este sentido será baldío, probablemente.
El
caso es que entre ellos se encuentra alguien que ha sido titular
de un ministerio (lo de ser ministro en España está muy devaluado
desde antes de que lo fuera ese), un chorra que escribe en La Vanguardia, un
número ilimitado de nacionalistas que, como es bien sabido, son
proclives a tragarse todas las bolas que convienen a su ideología, y
entre estos hay que contar a los ultramontanos
españoles. Aparte de aguantar la carcajada, poco más se puede hacer
con ellos.
Era
lógico que una persona sin instrucción, como lo era Sancho Panza, hicera
esta pregunta: «Querría
que vuesa merced me dijese qué es la causa por que dicen los
españoles cuando quieren dar alguna batalla, invocando aquel san
Diego Matamoros, Santiago, y cierra España. ¿Está por ventura
España abierta, y de modo que es menester cerrarla?». Don
Quijote le respondió de
forma adecuada: «Simplicísmo eres, Sancho». Lo
más curioso es que muchos de esos, que dicho sea de paso se le parecen tanto a Sancho, probablemente
dirán que se han leído el Quijote varias veces. No es el caso de los
nacionalistas periféricos, cuyas lecturas quizá se circunscriban a Sabino Arana o a
Jordi Pujol, tanto monta, monta tanto.
El
modo correcto de escribir ese grito de guerra, según dejó sentado
Fernando Lázaro Carreter, es
«¡Santiago,
y cierra, España!». Resulta
muy conveniente e ilustrativo leer el artículo en el que lo explica,
pero
a los de la berza no les importa el saber, acaso
porque de
ello se derivaría el fin de
esa burbuja tan arbitraria e
improbable en la que viven. Prefieren
inventarse las cosas a saberlas.