sábado, 20 de junio de 2009

Los muros

Escribió Chantal Maillard el espléndido ensayo “Contra el Arte y otras Imposturas” con el que vino a poner de manifiesto, o a recordar, que el ser humano necesita apoyarse en algo, muros o bastones, para mantenerse erguido. Y que al tiempo que esos muros, los del arte, la metafísica, la moral, la política, la religión, nos permiten apoyarnos en ellos, también, cuando son demasiado altos, nos impiden ver lo que hay más allá.
Muy a menudo, ni siquiera es necesario echar mano de un concepto general como excusa para no querer ver algún detalle particular. Basta con poner un envoltorio y una etiqueta. Eso permite, por ejemplo, que alguien que hubiera tenido un cargo público durante la dictadura, por más democrático que fuera su comportamiento, comúnmente fuera tildado de dictador. Del mismo modo, quien habiendo tenido también cargos en la dictadura, pero haya dado una explicación, creíble o no, y haya renunciado a ese pasado, por más que su comportamiento sea dictatorial será tenido por demócrata si se afilia al partido correcto.
La fe en Dios viene muy bien para conjurar el miedo a la muerte. Pero, al mismo tiempo, sirve de muro puesto que el hecho de dejar volar el pensamiento hasta donde lleve, en busca de Dios, podría desatar una serie de miedos que pocos se atreven a encarar.
Alguien que revisa sus ideas continuamente, analizándolas para corregir sus errores, si los encuentra, gobierna sus ideas. Quien tiene ideas fijas, es esclavo de ellas. Cada día que pasa es más difícil rectificar, puesto que las ideas inducen a la acción, que bajo este supuesto difícilmente será santa.
Derribar los muros y servirnos de los conceptos del modo que nos son útiles y no dejarnos seducir por ellos, hasta el punto en que nos esclavizan, anulando nuestra capacidad de pensar, parece una tarea urgente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la verdad nos hará libres, la cita es inevitable, no ya la cita textual, sino también la cita nuestra con la verdad y con la libertad