¿Hay algo en común entre el Génesis y las teorías sobre las fluctuaciones del vacío cuántico?
Sí. Ambos ven el inicio como un desorden dinámico, una agitación primordial. El Génesis habla de unas aguas que se agitan y que representan lo indiferenciado, porque no hay ni luz, ni reposo, ni estructura.
La luz sería el inicio del orden.
Sí. Y el vacío cuántico, a diferencia del vacío clásico, nos descubre que en el vacío se están produciendo continuamente fluctuaciones, y se cree que algunas de ellas podrían dar lugar a universos.
¿De una partícula elemental, lo más diminuto, puede nacer un universo?
Sí, una de esas fluctuaciones de la energía puede provocar que el espacio se curve sobre sí mismo e inicie una expansión que podría dar lugar a un big bang.
¿El espacio estaba dentro de una partícula diminuta?
Según la física cuántica, el espacio y el tiempo primordiales serían como una pequeña espuma, un espacio que surgiría, se anularía, resurgiría…, siempre fluctuante. Pero si ese espacio alcanza unas determinadas condiciones de inestabilidad, según la relatividad general, adquiere una fuerza expansiva de una velocidad extraordinaria.
¿Y dónde está la materia?
Dentro se va creando materia.
¿El universo es vida?
Hasta hoy la cosmología no había tenido en cuenta la vida, porque a escala cosmológica las galaxias son puntos infinitesimales. Pero recientemente han empezado los estudios de astrobiología, que relaciona el origen de la vida con las condiciones estelares y planetarias. Si la constante de la gravitación o la masa o la carga del electrón fueran diferentes, si variaran algunas constantes físicas, el universo sería muy diferente.
¿Cómo?
No habría estrellas, ni galaxias; sería un polvo diluido de hidrógeno. No habría vida. Los posibles universos con vida representan un número pequeño de los universos concebibles.
Todo lo que me cuenta es pura poesía.
A mí también me lo parece. Algo especialmente llamativo de la cosmología actual es que nos vincula profundamente al universo.
Cuénteme.
Los átomos que nos forman se crearon por fusiones nucleares dentro de estrellas que eran mucho mayores que el Sol y que ya no existen.
¿No es una metáfora afirmar que somos polvo de estrellas?
No, es una realidad. Ahora sabemos que cuando el universo tenía tres minutos, sólo había hidrógeno y helio. Todos los demás átomos se han formado dentro de las estrellas; entre ellos el carbono, el oxígeno y el nitrógeno, que constituyen la mayor parte de nuestras moléculas. Permítame que le lance otra idea sobre nuestra vinculación al universo.
Se dice que no somos nada en comparación con el universo, pero la cosmología actual cambia esta visión y nos dice que la inmensidad del universo es condición necesaria para que existamos.
¿Por qué?
La primera generación de estrellas formó los átomos primigenios, y eso ocurrió en varios miles de millones de años. La segunda generación de estrellas formó la Tierra y los planetas.
... Más miles de millones de años.
... Y en alguno de esos planetas empezó la evolución de la materia viva, que tardó 4.000 millones de años en llegar a ser inteligente. Mientras tanto el universo va creciendo rápidamente, así que es obvio que la inmensidad del universo es una condición necesaria para nuestra existencia.
Pero es también esa expansión del universo la que acabará con nosotros.
Sí, y teóricamente existe la posibilidad de que realicemos un sabotaje para destruir el universo y crear uno nuevo.
¿?
Si nosotros pudiéramos inyectar en un espacio suficientemente pequeño una cantidad suficientemente grande de energía y se dieran ciertas condiciones matemáticas, sería posible iniciar un nuevo big bang.
¿Y cómo sería ese nuevo universo?
Como no controlaríamos sus constantes, seguramente sería un universo de hidrógeno y helio muy diluido, sin estrellas, sin vida.
Destruirlo sin haberlo conocido, eso se nos da muy bien a los humanos.
Sólo conocemos el 5% de la materia del universo. Del resto, una parte está constituida por materia con interacciones gravitatorias atractivas, materia oscura, y otra parte, el 70%, está constituida con interacciones repulsivas: energía oscura, la que provoca que la expansión cósmica se vaya acelerando.
Al final, ¿todo es energía?
Energía, espacio y tiempo.
¿Nosotros también?
Sí, es lo que somos, y también somos información, una magnitud que empieza a tener relevancia en la ciencia actual. Y sepa que es más complicado nuestro cerebro que todo el cosmos.
Paradójico.
En nuestro cerebro hay unos 100.000 millones de neuronas y en el universo conocemos 100.000 millones de galaxias, pero interaccionan de una sola manera; en cambio, las neuronas lo hacen de miles de maneras.
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