El aumento de las temperaturas durante las estaciones de crecimiento de los cultivos representará una seria amenaza a la seguridad de los alimentos para el 2090, reportan los científicos.
David Battisti de la Universidad de Washington en Seattle y Rosamond Naylor de la Universidad de Stanford en California analizaron datos de 23 modelos del clima global producidos por los análisis científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático del 2007. Sus resultados mostraron que existe un 90% de probabilidades de que la mayor parte de los trópicos y los subtrópicos experimentarán temperaturas estacionales promedio sin precedentes a finales del siglo veintiuno.
La pareja también utilizó tres casos de estudio de áreas que habían experimentado olas de calor extremas, en Francia, Ucrania y la región del Sahel de Africa, para ilustrar el nivel de impacto en la producción de alimentos.
Francia sintió algunos de los mayores impactos de la ola de calor del 2003 en Europa Occidental, viendo que las temperaturas medias subían hasta 33 grados C entre junio y agosto, cerca de 4 grados C más altas que la temperatura histórica promedio de ese país para esos meses. Durante ese período, la producción de maíz, cayó en un 30%, la cosecha de frutas disminuyó en un 25% y las cosechas de trigo disminuyeron en un 21% en comparación con el año anterior.
El estudio, publicado en Science, afirma que para finales de siglo, las temperaturas experimentadas en el verano del 2003 serán la norma para la estación en Francia.
Naylor dice que la inversión será la clave para evitar la escasez significativa de alimentos. Desarrollar cultivos que sean tolerantes al calor y la sequía, construir sistemas de irrigación apropiados y crear puestos de trabajo fuera del sector de la agricultura en regiones que pueden sufrir más puede ayudar a adaptarse al cambio del clima, sugiere.
La estrategia convencional de arreglárselas con las deficiencias de alimentos en una parte del mundo produciendo excedentes en otras áreas será imposible, agrega. “En el futuro, el mundo no será capaz de basarse en regiones templadas para el suministro de alimentos, porque hasta los cultivos de latitudes medias sufrirán las temperaturas muy altas a no ser que se lleven a cabo adaptaciones en esos sitios”.
“Aunque las regiones templadas podrían beneficiarse de cierto calentamiento”, agrega Naylor, “las temperaturas muy altas que se esperan para finales de siglo bajará los rendimientos, a no ser que se desarrollen variedades tolerantes al calor”.
Claudia Ringer, economista de la agricultura del Instituto Internacional de Investigaciones de Política de los Alimentos en Washington, DC, agradece el estudio. “Es bueno que ellos se enfocaron en el impacto del cambio de temperatura, porque esto no es tan conocido. La mayoría del trabajo se ha enfocado a la larga en el impacto de la reducción de lluvias y la sequía en la agricultura”.
Ringler está trabajando en un proyecto para estudiar los efectos del cambio climático en los rendimientos actuales de los cultivos. Aunque la modelación pudiera mostrar bajadas potenciales de los rendimientos, los rendimientos pueden aumentar como resultado de los avances tecnológicos, mejor administración y sistemas de irrigación mejorados, dice ella.
Fuentes:
David Battisti de la Universidad de Washington en Seattle y Rosamond Naylor de la Universidad de Stanford en California analizaron datos de 23 modelos del clima global producidos por los análisis científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático del 2007. Sus resultados mostraron que existe un 90% de probabilidades de que la mayor parte de los trópicos y los subtrópicos experimentarán temperaturas estacionales promedio sin precedentes a finales del siglo veintiuno.
La pareja también utilizó tres casos de estudio de áreas que habían experimentado olas de calor extremas, en Francia, Ucrania y la región del Sahel de Africa, para ilustrar el nivel de impacto en la producción de alimentos.
Francia sintió algunos de los mayores impactos de la ola de calor del 2003 en Europa Occidental, viendo que las temperaturas medias subían hasta 33 grados C entre junio y agosto, cerca de 4 grados C más altas que la temperatura histórica promedio de ese país para esos meses. Durante ese período, la producción de maíz, cayó en un 30%, la cosecha de frutas disminuyó en un 25% y las cosechas de trigo disminuyeron en un 21% en comparación con el año anterior.
El estudio, publicado en Science, afirma que para finales de siglo, las temperaturas experimentadas en el verano del 2003 serán la norma para la estación en Francia.
Naylor dice que la inversión será la clave para evitar la escasez significativa de alimentos. Desarrollar cultivos que sean tolerantes al calor y la sequía, construir sistemas de irrigación apropiados y crear puestos de trabajo fuera del sector de la agricultura en regiones que pueden sufrir más puede ayudar a adaptarse al cambio del clima, sugiere.
La estrategia convencional de arreglárselas con las deficiencias de alimentos en una parte del mundo produciendo excedentes en otras áreas será imposible, agrega. “En el futuro, el mundo no será capaz de basarse en regiones templadas para el suministro de alimentos, porque hasta los cultivos de latitudes medias sufrirán las temperaturas muy altas a no ser que se lleven a cabo adaptaciones en esos sitios”.
“Aunque las regiones templadas podrían beneficiarse de cierto calentamiento”, agrega Naylor, “las temperaturas muy altas que se esperan para finales de siglo bajará los rendimientos, a no ser que se desarrollen variedades tolerantes al calor”.
Claudia Ringer, economista de la agricultura del Instituto Internacional de Investigaciones de Política de los Alimentos en Washington, DC, agradece el estudio. “Es bueno que ellos se enfocaron en el impacto del cambio de temperatura, porque esto no es tan conocido. La mayoría del trabajo se ha enfocado a la larga en el impacto de la reducción de lluvias y la sequía en la agricultura”.
Ringler está trabajando en un proyecto para estudiar los efectos del cambio climático en los rendimientos actuales de los cultivos. Aunque la modelación pudiera mostrar bajadas potenciales de los rendimientos, los rendimientos pueden aumentar como resultado de los avances tecnológicos, mejor administración y sistemas de irrigación mejorados, dice ella.
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