jueves, 31 de diciembre de 2009

CARTA AL AÑO ENTRANTE, por José Mas

CARTA AL AÑO ENTRANTE

Querido y temido 2010:
Debajo de las faldas festivas de diciembre,
se sienten ya tus lloros y tus risas.

Se dice que la luna, ¡tan coqueta!
ha abierto innumerables mirillas
en el hielo congénito
de los mares del norte y del sur,
para verse más hondo y, sobre todo,
para que puedan verla y disfrutarla
los peces abisales que ignoran desde siempre
el nombre titilante de la luz.

Anuncian los periódicos
que tienen catalepsia los ríos y las fuentes,
y hay que resucitarlos destruyendo
las centrales eléctricas.
Las fábricas contaminantes
habrán de trasladar sus turbulencias
a los desiertos en vías de extinción
o a las montañas altas, más de niebla que de nieve.

En reuniones que han dejado de ser secretas,
se comenta que los bancos no son
sino edificios de ladrillo y sospecha,
ya que las cajas fuertes
son solo cajas por la forma
y fuertes por las deudas.

Según los brokers, de ahora en adelante,
solo cotizarán en bolsa
el dólar del dolor y la extorsión
y el euro poderoso de la impotencia.

La muerte ya prepara sus colores mejores
para la ceremonia de la devastación:
desde el negro, austero y elegante,
al blanco suntuoso de hueso, pasando
por el más encendido púrpura de la sangre,
y el gris humo de la asfixia.

Pero después de todo, puede ser
que no haya motivos para tanta alarma:
desde que los hombres aprendieron
a contar los años
por el espejo giratorio de los cielos,
no se sabe de ningún año en blanco,
aunque tantos debieran haber sido tachados
con tachadura irreparable.

Por ello alcemos nuestra copa
con pasión efímera y eterna,
y brindemos
por la vida,
que es solo intensa porque en ella
cabrillea la espuma de la muerte.

José Mas

No hay comentarios: