domingo, 19 de junio de 2011

'Aquelarre (un tango)', de Francisco Javier Guardiola

Ficha técnica
Título: Aquelarre (un tango)
Autor: Francisco Javier Guardiola
Editorial: Corsino Impresores
78 páginas

Fue que en los tiempos de la posguerra española Antonio Machado publicó un libro editado de forma austera, sin diseño de portada, tan sólo con el título y el autor, y sin prólogo. Francisco Javier ha hecho lo mismo en homenaje hacia él. Si yo tuviera que definir a Francisco Javier con una sola palabra, y por lo que le conozco, la elegida sería “humano”. Es lo primero que pensé cuando me explicó lo que antecede. Diríase que lo primordial en su vida, tanto en el desempeño de su función como notario, como en los demás ámbitos de su vida, es investigar en la condición humana, y fundamentalmente, aunque no sólo esa, de las personas a las que quiere.
Sus querencias principales, en el campo del pensamiento, son Miguel de Unamuno, Albert Camus, Friedrich Nietzsche, Antonio Machado, y comparte con el segundo de ellos la pasión por el fútbol. Algunos de los citados aparecen en los cuentos de que se compone este libro, continuación de otro anterior titulado Los Agonistas, puesto que los protagonistas de los dos lo son, en el exacto sentido que dio Unamuno al término agonistas: “marginales espirituales que buscan ser poetas”.
Son nueve los relatos que componen este libro, siendo el primero de ellos el más extenso y el que da título al libro. El protagonista se gana la voluntad del lector desde el primer momento. Creo que todo el mundo puede entender lo que le ocurre e incluso acompañarlo con una sonrisa comprensiva, pero también otras cosas. Aunque todos los relatos tienen su miga, habría que hacer hincapié en el quinto, el del medio, “Zidane es Camus”, en el que Francisco Javier Guardiola hace un ensayo muy acertado sobre el famoso incidente en el que el genial futbolista fue expulsado, y es que hay cosas que están por encima de cualquier gloria o título que se ponga por delante.
En todos los cuentos el autor demuestra que su curiosidad por el ser humano no es baldía, nos conoce perfectamente, lo que le permite crear unos personajes que, en conjunto, vienen a ser la síntesis o casi de todos nosotros.
Vicente Torres

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