Todo
aquel que ordena que se acose moralmente a alguien es un monstruo. Conozco varios de esos. No voy a decir sus nombres. Se querellarían
conmigo si lo hiciera. Pero saben que lo sé, aunque no creo que les
importe mucho esto. Lo que realmente les importa es la impunidad y
mientras la tengan garantizada el resto les da igual.
El
desenlace lógico de un episodio de acoso moral practicado con todas
las de la ley es el suicidio del acosado. Que suceda raramente se
debe a que el instinto de supervivencia de la víctima también
desempeña su papel. El acoso moral consiste en negarle a alguien su
dignidad como persona reduciéndole a la condición de apestado.
Quien ordena que se actúe de esta manera es, moralmente, un asesino.
Quienes
cumplen las órdenes también unos monstruitos. Sin ellos, el
monstruo principal no podría llevar a cabo sus desmanes. Los
monstruitos, que son tan asesinos como quien les manda, también se
pertrechan moralmente y saben que si obedecen órdenes no les puede
pasar nada. Los monstruitos se autojustifican, sin percatarse de que
nada puede justificar lo que hacen, ni de que con su conducta se
descalifican moralmente e ingresan en la cofradía de los
despreciables. Más vale ser despreciado, como la víctima, que
despreciable como ellos.
También
los hay que pudiendo parar un episodio, o más, de acoso moral no lo
hacen, porque prefieren conservar la amistad del monstruo de turno
que comportarse como personas de bien.
Las
víctimas de acoso moral siempre acaban con secuelas, más o menos
importantes. Ese es un daño que los causantes deberían cargar en
sus conciencias, si las tuvieran.
Los
monstruos se regodean de su poder. Los hay que utilizan como
acosadores a personas que anteriormente fueron víctimas. Para estos
últimos, si acceden, esto es como subir de estatus. De ser no
queridos por el monstruo han pasado a ser soldaditos del monstruo,
cosa que ven como un avance y no como una degradación.
Una
característica del acoso moral es que hablar de él, como en este
caso por ejemplo, sólo sirve para que los acosadores perfeccionen su
técnica. El acoso moral se va extendiendo a todos los ámbitos de la
vida, escolar, inmobiliario, virtual, etc. Es un veneno para la
sociedad y perjudica a todos.
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