Pueden
perpetrar maldades, como puñaladas traperas a traición, que ellos
ni siquiera perciben como tales, y en última instancia, y sólo si
se ven obligados, las pueden reconocer como maldades pequeñitas.
Estas cosas no sólo ocurren en Valencia, sino también en Alicante,
Madrid, Jaén y, en definitiva, en la mayoría de los lugares.
Aunque
esta realidad remita, muy acertadamente, a pensar en la banalidad del
mal, en el sentido de que las personas normales y corrientes llevan a
cabo acciones reprobables de forma inconsciente, la parte positiva de
la cuestión es que, al ser oficialmente buenas personas, se puede
tratar con ellas de forma civilizada. Basta con dar por hecho que las
personas banales hacen el mal de forma banal e incluso algunas
disfrutan con el sufrimiento ajeno, sin que esto les perturbe
emocionalmente, puesto que su banalidad les permite procurarse
coartadas banales que les permiten reconciliarse consigo mismo en su
banalidad.
En
el País Vasco, en cambio, las cosas son diferentes. No se puede
aceptar como buenas personas a los simpatizantes de Bildu, Amaiur y
similares. Hay que partir de la base de que todos ellos son unos
canallas. Ser simpatizante de un partido de estos es como dar una
patada en toda la boca a las víctimas del terrorismo, algo que ni
tan siquiera se pueden consentir quienes se conforman con parecer
buenas personas. Las víctimas de Eta no tienen ninguna culpa, por lo
que despreciarlas es un acto horrendo, indigno de seres humanos.
Hay
que imaginarse, además, la situación de Pilar Elías. Su historia,
todavía es desconocida por muchos. Ramón Baglietto salvó la vida a
Cándido Azpiazu cuando éste era un niño. Azpiazu agradeció el
favor 18 años más tarde asesinando a Baglietto, de la forma en que
suelen hacerlo los etarras. Azpiazu fue a la cárcel y salió, porque
las leyes españolas son así de complacientes, y al salir pidió un
préstamo a un banco español, que se lo concedió, y montó una
cristalería en los bajos de la casa en la que vive Pilar Elías, la
viuda de Ramón Baglietto. Los habitantes del pueblo no quieren
problemas y cuando se cruzan con Pilar Elías giran la cara para no
saludarla, no vaya a ser que los vea algún etarra. En cambio,
saludan efusivamente al asesino y le compran cristales. Eso es el
mal, sin disimulos ni componendas.
2 comentarios:
Excelente articulo Vicente, asi mismo ocurre, y en la fenomenologia del mobbing o acoso moral, por ejemplo, a traves de los medios de comunicacion social, se llama estado agentico o de alienacion etica, visible en dar la espalda a las victimas reales, y congrasiarce con los victimarios. Un calido abrazo.
Excelente articulo Vicente, asi mismo ocurre, y en la fenomenologia del mobbing o acoso moral, por ejemplo, a traves de los medios de comunicacion social, se llama estado agentico o de alienacion etica, visible en dar la espalda a las victimas reales, y congrasiarce con los victimarios. Un calido abrazo.
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