
Dijo Gadea que el libro que presentaba
sirve para aprender a vivir, lo cual habla más de ella que del
libro, porque todos los libros proporcionan alguna enseñanza y en mi
caso puedo decir que trato de aprender hasta de los animales, e
incluso las plantas, otra cosa es que lo consiga, pero sé de
personas que leen mucho, e incluso comentan con acierto lo que leen,
pero lo que leen queda luego al margen de sus vidas, porque si no
fuera así no podrían llevar a cabo la cotidiana serie de actos
miserables con que jalonan sus vidas. Lo que aprende cada uno no
depende de lo que lee o deja de leer, sino de su disposición ante la
vida.

Su
disertación me hizo recordar la coplilla de Antonio Machado que dice
así: «El
ojo que ves no es/ ojo porque tú lo veas;/ es ojo porque te ve».
Gadea
lee con los ojos muy abiertos, y
lo ve todo,
y ojalá se me contagie esa virtud.
Se
habló mucho del arte, por parte de la presentadora y de varios de
los asistentes, porque el arte está en el libro y porque está en la
vida de todos. No
me pareció que ninguno de los asistentes se aburriera, sino que en
sus rostros vi reflejado el interés todo el tiempo.
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