viernes, 13 de marzo de 2020

La utilidad de la educación y de los buenos modales

Hamlet sabía lo que decía cuando le explicaba a Polonio como debía comportarse con unos huéspedes: «¡Alto ahí! Si hubiera que tratarnos según nos merecemos, tendrían que molernos a palos a todos. Trátalos según tu propio honor y respeto».
La educación cumple el papel del aceite de los motores, que reduce la fricción de las piezas, haciendo que se deslicen suavemente, sin desgastarse unas a otras y permitiendo la colaboración entre todas con fines constructivos.
En estos tiempos en que se habla tanto de la igualdad conviene decir que el mejor modo de lograrlo es la educación exquisita y el respeto al prójimo. Conviene tener esto en cuenta porque hay personas que parece que se han criado en un establo y nadie les ha hablado de las ventajas de la educación y ellas no se han dado cuenta por sí mismas. Ha llegado a tal punto el asunto que la mala educación avanza incluso en sectores que parecían vacunados contra ella. Esto es una desgracia de proporciones inconmensurables.
Pondré unos ejemplos para que se vea lo nociva que es la mala educación:
Lamentablemente, el vídeo que antecede a estas líneas no señala una actuación aislada de esta señora, sino que hay otros en los que también da muestra de ese desprecio por los buenos modales y el respeto a sí misma y al prójimo. Se da el caso también de que es ministra, para vergüenza de los españoles, y el presidente ni la destituye, ni le pone un profesor particular.
Este otro caso es paradigmático, propio de una región española enloquecida por algo que no tiene base, ni razón alguna, ni respeto al prójimo, sino mucho odio, ese sentimiento que conviene embridar por nocivo:
El protagonista, incapaz de rebatir los argumentos, muestra su verdadera faz, representativa de muchos que, como él, desvarían.
El último caso también es significativo. Los dependientes de un establecimiento comercial, pongamos que El Cortes Inglés, tienen que ajustarse a unas normas de conducta cuando atienden a los clientes. Éstos tienen ventaja, puesto que no están sometidos a ninguna norma, pero si son cabales darán el mismo trato que reciben, sin abusar de su condición de clientes. El Rey, sobre todo cuando actúa en representación de todos los españoles, debe cumplir un protocolo. Bajo esta circunstancia, el Rey recibió en el Palacio de la Zarzuela a un individuo que también acudía en representación de los españoles: https://www.ultimahora.es/noticias/nacional/2016/01/22/172773/iglesias-acude-por-primera-vez-zarzuela-para-reunirse-rey.html Podemos darnos con un canto en los dientes, porque se le podría haber ocurrido ir en calzoncillos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Toda la razón. ¡Cuánto mejor nos iría si no se hubiera perdido la buena educación y el respeto!.
Saludos,
@ita