lunes, 24 de noviembre de 2008

El cerebro masculino analiza, el femenino empatiza

VÍCTOR-M. AMELA

Tengo 70 años. Nací en Málaga, vivo en Madrid. Soy catedrático emérito de Neurofisiología, director de la unidad de Cartografía Cerebral de la Universidad Complutense. Estoy casado y tengo dos hijos y un nieto. La política me asquea. La espiritualidad es una función neuronal

¿Mi cerebro es macho o hembra?

Siendo usted un feto de seis semanas, guiado por el cromosoma Y, su organismo comenzó a formar testículos...

Aquí siguen.

... que liberaron testosterona en su torrente sanguíneo, que llegó a su cerebro... convirtiéndolo en un cerebro masculino.

¿En qué difieren un cerebro masculino y un cerebro femenino?

En el hipocampo: ciertos núcleos intersticiales y otras estructuras son mayores en hombres que en mujeres.

¿El sexo está en el cerebro?

Al final, todo está en el cerebro. A más testosterona en la sangre fetal, mayor desarrollo del hemisferio derecho.

¿El cerebro masculino es de derechas?

El cerebro femenino es hemisféricamente más equilibrado.

¿Qué funciones rige el hemisferio izquierdo?

Capacidad para acopiar vocabulario, habilidades comunicativas y sociabilidad: en esto el cerebro femenino es mejor.

¿Y el derecho?

Las habilidades visuoespaciales o geométricas. Por eso el cerebro masculino es mejor para orientarse en el espacio.

¿Existen más diferencias?

Sí, en las fibras que unen ambos hemisferios, llamadas cuerpo calloso: ¡hay muchas más en el cerebro femenino en las áreas que rigen la emoción y la afectividad!

Estas diferencias cerebrales ¿es lo que nos hace distintos a hombres y mujeres?

Pesan mucho. Somos combinación inextricable de factores genético-hormonales y factores medioambientales. Pero, simplificando, tenemos de partida distintas aptitudes.

Hágame la lista de lo mío.

El hombre puntúa más alto en capacidad visuoespacial, en memorización y detección de formas, en geometría, en el aprendizaje de laberintos, en la lectura de mapas, en apuntar y seguir objetos, en lanzamiento de objetos a una diana, en conocimientos geográficos, en agresividad - dato: el 90% de los condenados por delitos violentos son hombres-, en composición musical, en ajedrez, en resolución de problemas matemáticos…

Y la mujer puntúa más alto en...

En fluidez verbal, en tareas motoras finas, en la localización de objetos entre una serie de ellos, en cálculo, en sensibilidad, en la percepción de niveles bajos de estimulación de gusto, olfato, audición y tacto, en reconocimiento de caras familiares, en la expresión facial o en el tono de voz… Y, sobre todo, en el discernimiento de emociones ajenas, es decir, en su capacidad de empatizar.

Resúmame todas estas diferencias.

El cerebro femenino es mejor para empatizar con otros. El cerebro masculino, para analizar, explorar y sistematizar.

¿Qué sentido evolutivo tiene esto?

La colega Doreen Kimura sostiene que se debe a millares de años de división del trabajo: el hombre cazaba y defendía al grupo - conviene silencio, orientación, puntería, fuerza y agresividad-, y la mujer recogía alimentos cerca del hogar, preparaba comida y vestidos y cuidaba de los pequeños (conviene tener detectados todos los objetos del grupo, saber dónde está cada cosa, reconocer rápidamente a sus bebés y vigilar su localización, saber qué les sucede a sus congéneres de alrededor...).

¿Y todo esto modeló cerebros?

La evolución natural fue seleccionando las aptitudes cerebrales más propicias.

Alguien con un cerebro megafemenino ¿resultaría ser megaempático?

Sí, lo que exacerbado derivaría en un síndrome de Williams: niños muy parlanchines y muy susceptibles a las caras de los demás. Y alguien con un cerebro extremadamente masculino sería autista: incapaz de empatizar. El autismo afecta diez veces más a chicos que a chicas.

Quizá todos tengamos un cerebro bisexual, en diverso gradiente.

En homosexuales se han detectado estructuras cerebrales a medio camino entre las heterosexuales masculinas y femeninas. Y el núcleo supraquiasmático es mayor en hombres homosexuales que en hombres heterosexuales. Pero faltan estudios de mujeres homosexuales, faltan muchos estudios y estadísticas, siendo tanta la maraña de factores genéticos, hormonales, ambientales... Y más ahora, que hemos superado a la naturaleza, manipulando hormonas y genes…

En el mundo animal, ¿cómo les va?

Ahí sucede de todo. Un besugo puede cambiar de sexo varias veces durante su vida. Las babosas montan orgías en que cada una es a la vez macho y hembra...

Mira qué bien.

También hay especies en que la hembra devora al macho tras la cópula.

Eso ya no es tan divertido…

Lo cierto es que los humanos nacemos con predisposiciones innatas, algunas más masculinas y otras más femeninas. No hay tabula rasa.A una niña la dejaron jugar sólo con un camión de bomberos y acabó acunándolo... O sea, que no somos tan libres como creemos, lo que tampoco es tan grave.

Dadas esas diferencias, ¿convendría educar por separado a niños y niñas?

Convendría plantearse cómo optimizar el desarrollo de las aptitudes de que nos ha dotado nuestro cerebro sexual, y cómo reforzar las demás aptitudes

2 comentarios:

CharlyChip dijo...

Quizás por eso nuestra dificil conjunción nos devuelve a una unidad de conocimiento posible.

Un cordial saludo

SolAR dijo...

El periodista ha sacado una conclusión emérita, "no somos nada libres" como tampoco tenemos libre albedrío.

Saludos