sábado, 1 de noviembre de 2008

PLACERES DEL OTOÑO

Al contrario que la primavera y el verano, que son estaciones explosivas, en las que la luz y el color lo inundan todo, y la temperatura lanza a la gente a las calles, el otoño, con el clima cambiante y el pronto anochecer hace que se recobren las costumbres hogareñas. Esta estación, como todas, tiene sus encantos. Por de pronto desaparecen de la vista las lorzas colgantes, pues el personal se nos muestra vestido con más corrección.

Las tonalidades cambian y las hojas al caer ponen el toque romántico. El suelo se cubre de un manto dorado, que cruje bajo los pies. Los árboles, con su recien
te desnudez, muestran su imagen más tierna, lejos de aquel insolente verdor, lleno de vitalidad de la primavera. Los árboles, en otoño, muestran su cara humilde y descarnada, lo pasajero de la gloria.

Bandadas de pájaros cruzan los cielos en esta época, en busca de lugares más cálidos y acogedores para ellos, en esos movimientos migratorios que tanta curiosidad han despertado a lo largo de los siglos y tantos poemas han inspirado.

El otoño también depara algunos placeres culinarios. Sobre todo, si ha llovido cuando tocaba, esto es, al final del verano, proporciona abundantes Lactarius deliciosus, que quizá sea el nombre que más justicia les hace, pues son realmente deliciosas. Hay muchos modos de prepararlas, pero el que yo prefiero es el más sencillo, o sea, a la plancha, con aceite de oliva, perejil y ajo picados. Reconozco que para mí un simple platito con este delicioso manjar ya justifica el otoño. Creo que tengo la suerte de saber apreciar y disfrutar de las pequeñas cosas.

Y es en otoño es cuando tiene lugar la elección de las falleras del próximo año, primero las Cortes de Honor y luego la Fallera Mayor y la Fallera Mayor infantil. En las fotos de Consuelo Chambó aparecen en sus primeros actos públicos, ataviadas con los vistosos trajes regionales. Ellas han visto cumplido el sueño de todas las mujeres valencianas y ahora les espera un año frenético, durante el que sus vidas van a cambiar por completo.
El otoño invita a la melancolía, que tan dulce resulta, pues nos lleva revivir aquellos momentos tan agradables del pasado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pero trae también su carga de tristeza y de pesar y de pereza

LIBRERÍA LA TELARAÑA dijo...

La estación donde la melancolía se convierte en belleza.

Decía Cioran:



Las últimas hojas caen danzando.
Se necesita una gran dosis de insensibilidad
Para no sucumbir al otoño.