sábado, 16 de octubre de 2010

El culpable no es la sociedad del bienestar, sino el sistema financiero

Alicia-Barcena
“Hay que sentar en el banquillo al sistema financiero”.

Entrevista de Charo Nogueira

Tiene el mundo en la cabeza y medio continente a su cargo. Es Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica de América Latina (CEPAL, dependiente de Naciones Unidas). Sin rastro de jet lag, a las ocho de la mañana hace diagnósticos mientras extiende el queso en la tostada de pan negro. “El problema es la crisis financiera, no el Estado de bienestar”, sentencia. También habla con los silencios: diplomacia onusiana.

Bárcena (México DF, 1952) es una de las mujeres que más alto han llegado en la ONU. Se convirtió en jefa de gabinete del secretario general Kofi Annan en su último año, 2006, en plena crisis de Irak. “Es una cosa complicadísima, pero muy interesante. Uno le tiene que organizar la vida, filtrarle muchas cosas, organizarle todos sus viajes, su agenda, que vaya bien preparado, sus talking points, lo que debe evitar o cuidar muchísimo”, cuenta en pleno desayuno.

“También me tocó despedir a Annan y recibir a Ban Ki-moon, el nuevo secretario general. Pensé que sería la última del equipo en apagar la luz, pero me invitó a quedarme en el puesto más difícil de la ONU”. Así se convirtió en la jefa de Administración, a cargo de 37.000 empleados y un presupuesto anual de 11.000 millones de dólares. “Lo más complicado fue que salíamos de un Gobierno de EE UU muy difícil, que creía poco en lo multilateral”.
Pero sobre todo, cree que entonces y ahora “lo más difícil es tratar de convencer a la comunidad internacional de que la ONU es relevante, necesaria, a veces silenciosa pero efectiva. La diplomacia silenciosa puede ser más eficaz que la pública”.

Bárcena ha viajado a Madrid para presentar la agenda de la política de igualdad cepalista en el VI Encuentro de Mujeres Líderes Iberoamericanas organizado por la Fundación Carolina. Un objetivo vital para un continente que “no es el más pobre, pero sí el más desigual”. Su receta para esta zona, que este año crecerá el 5,2%, es clara: “Hay que igualar para crecer y no solo crecer para igualar. Eso significa apoyar a las familias más pobres, que van a ser el motor de crecimiento, porque son a las que les faltan cosas”. También hay que facilitar el trabajo femenino remunerado.

Esta mujer de voz suave y acostumbrada a mandar, que fue viceministra de Ecología en México,
ilumina las luces rojas de la crisis económica que sacude especialmente a los países ricos. “Siempre es mucho más dolorosa, tardada y costosa la recuperación social que la económica. En América Latina tardamos 14 años en recuperarnos económicamente y 25 en llegar a las cifras sociales que teníamos antes de los años ochenta”.

¿Y cómo evitar que los ciudadanos paguen los platos rotos? “Hay que sentar en el banquillo de los acusados al que debe estar ahí, que no es la sociedad del bienestar, sino el sistema financiero”. Y tras pedir más gasolina -”¿Me puede regalar más café?”- Bárcena defiende la posición del G-20 para buscar soluciones alternativas a los recortes de beneficios sociales. Por ejemplo,

la “tasación de los bienes públicos globales”. Así concluye esta mujer de la que Annan se despidió al dejar la secretaría general con un “We are free!” (“¡Somos libres!”). A ella le queda café por apurar y camino por recorrer.

Publicado en: El PaÍs

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