Vivir
supone estar sometido al escrutinio de los necios. Esta es una
lección de humildad que conviene tener en cuenta. Por muy meritorio
que sea lo que haga uno, quienes le circundan pueden no verlo. Hay
suficientes testimonios de eso en la Historia, creo que no es
necesario aportar ningún nombre. También nos muestra la misma
Historia el caso de los numerosos botarates que fueron aupados por
las masas, lo que ocurre es que indefectiblemente, con el paso del
tiempo, éstos caen; aunque a veces es necesario que transcurra mucho
tiempo para que ocurra. Pero no es seguro que el tiempo haga que a
todos se les reconozcan sus méritos. La lógica viene a indicar que
eso no ocurre.
Jenofonte
vio a Sócrates de una manera y Platón de otra. No todo el mundo es
capaz de captar la grandeza ajena. Es necesario no haber perdido
totalmente la grandeza, o la posibilidad de ser grandes, con que
nacemos para captar la de otros. Por ese motivo un gran número de
personas sólo se percata de que alguien la posee cuando quienes
pueden la certifican. Alguien que no destaque por su talento, puede
tener otras virtudes que lo hagan grande. Incluso el propio
interesado puede desconocer que posee esas virtudes.
Por
mi parte, yo procuro no enjuiciar a nadie. Aunque ya dejó dicho
Ortega que a una persona se la mide por su capacidad de profundizar
en la cordialidad, cosa que posiblemente sea cierta, prefiero
centrarme en aspectos parciales de la gente con la que trato, por
lógicos motivos utilitarios. Trato de calibrar la inteligencia, la
cultura, los conocimientos, la memoria, la simpatía, etc. A la
persona, en su totalidad, no la juzgo si no es necesario, porque la
posibilidad de cometer un error en este caso es muy grande. Si
alguien me hace una trastada, paso directamente a catalogarlo.
En
algunos casos es obvio que el sujeto ha renunciado a toda grandeza y
ha optado por conducir su vida hacia la miseria moral. Pero no soy
quien los juzga. Ellos mismos son, con su proceder, quienes dan fe de
ello.
Prefiero
aprender a captar la belleza del alma, disciplina muy difícil y no
al alcance de cualquiera.
1 comentario:
Perfecto. No es obligación juzgar y los juicios son ridículos, pero todos juzgamos cuando percibimos.
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