domingo, 2 de septiembre de 2018

El Pack


Estamos absolutamente compartimentados, y además somos gregarios. Nos debemos a nuestros aprioris, a los que somos absolutamente fieles, como si lo merecieran. Según nos hacemos adultos, asumimos un perfil al que creemos deber algo. Y ese perfil conlleva una serie de adhesiones inquebrantables. Lo hacen incluso aquellos que cacarean su independencia e individualismo. O especialmente ellos.

Por ejemplo, si eres de izquierdas, las probabilidades de que te tiemble el pulso antes de hablar mal del Islam son muy altas. Serás incapaz de leer o escuchar una crítica al mismo sin exclamar al momento: "¡ y el cristianismo, lo mismo!", manteniendo una perfecta equidistancia, no vaya a parecer que mi discurso es xenófobo, colonialista, eurocentrista o racista. Aunque no venga a cuento, aunque no sea verdad, lo harás porque va en el pack.  Piensas que si no lo haces así, la gente de derechas (a la que llamarás posiblemente "la caverna") opinará como tú, y eso no puede ser. Si por el contrario eres de derechas, defenderás igualmente cuestiones que ni siquiera razonas, porque decir lo contrario te parecerá hacer el juego a la izquierda, a la que llamas posiblemente izmierda. Por ejemplo, no creerás en el calentamiento global, y si los datos son agobiantes, no creerás que es antropógeno. Tendrás tendencia a creer a los torturadores de datos que presentan la evolución de las temperaturas como si no existiera calentamiento. Tampoco creerás que el sexo y el género pueden estar en disonancia, a pesar de las pruebas psicológicas, estudios y documentos que te muestren que la situación real es muy otra, y que sí, hay personas atrapadas en un sexo que no es el que sienten que les corresponde. Porque va en el pack. En el asqueroso pack que debes tomar entero, tragarlo íntegro, de manera monolítica y acrítica.

Y no estoy hablando de extremistas, de excrecencias de pensamiento tales como los integrismos religiosos que inhabilitan a sus rehenes a entender el heliocentrismo, la evolución o la edad de la tierra. Hablo de gente común, de buena gente común, gente como tú y como yo, que nos creemos que debemos algo a un perfil que otros han construido para nosotros y lo hemos aceptado contra el sentido común, contra la evidencia y contra la decencia.


No hay comentarios: