El feminismo ha hecho mucho bien a la
sociedad, porque ha acelerado un proceso hacia la justicia que de
otro modo habría resultado mucho más lento. Pero últimamente este
movimiento nacido para el bien ha sido confiscado por las fuerzas del
mal, las de la extrema izquierda que bajo diferentes nombres operan
en todo el mundo e imponen su ley a las almas cándidas que se dejan
colonizar culturalmente sin oponer ninguna resistencia, porque no son
conscientes de la manipulación. Como consecuencia, el feminismo es
empleado para hacer el mal.
Quiero decir que el hecho de que alguien
sea machista o deje de serlo es irrelevante en el contexto general,
porque lo que importa es que las mujeres sean consideradas como
corresponde en los planos social y laboral y no que haya que condenar
a este o aquel.
Si debería o no hacerlo, no es cuestión
que importe aquí, sino la realidad de que la mayoría de la gente no
se pasa la vida meditando sobre los conceptos. Es decir, hay gente
muy culta que tiene una vaga idea de lo que pueden ser el machismo y
el feminismo. Simplemente, se adaptan a las tendencias de su entorno,
y en este terreno, y hasta hace poco, el feminismo venía obteniendo
unos resultados muy buenos.
Hay señores que se proclaman machistas,
sin saber a ciencia cierta qué significa esto, que quizá lo sean en
cierto, y que, no obstante, hacen felices a sus esposas, porque, en
realidad son bellísimas personas y quieren lo mejor para ellas.
Educación que hayan recibido, o costumbres que sigan, aparte.
Me he enterado hoy, mediante un artículo
publicado en El Confidencial, que Twitter determinó que Javier
Marías es machista. ¿Y quién es Twitter? ¿Con qué derecho se
arroga esa capacidad? Alguien puede parecer esto, aquello o lo otro,
y él mismo creérselo, y en una situación límite, surgida de forma
inesperada para todos, dar la talla y resolver la papeleta, ante el
asombro general y de sí mismo.
Twitter ha hecho que muchos se crean
jueces, o dioses, o siete machos.
Lo
que importa en esta vida es ser buena persona, pero eso es más
difícil. El
personal prefiere ser brillante, ingenioso, magistral…
1 comentario:
Actuamos y juzgamos por medio de ideas previamente inculcadas por unos medios en los que puede opinar cualquier paleto funcional. En definitiva, predomina la información y el consumo de lo inmediato, sin profundizar. Se imponen los estereotipos y somos incapaces de leer más allá de aquello con que nos bombardean día a día.
Saludos
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