sábado, 13 de julio de 2019

Otegui y víctimas del terrorismo

El título iba a ser Verdugos y víctimas, pero debido al afán del actual gobierno y sus cómplices en blanquear a Otegui, he decidido modificarlo para incluir al etarra.
La cuestión es la siguiente: un arquitecto hace todo lo que puede para llegar a serlo; un profesor de filosofía, lo mismo, estudia sin parar hasta lograr el título; un etarra también, ve que la banda le proporciona las coartadas, excusas e infraestructura que le permitan dar rienda suelta a su afición a matar, o hacer el mal, y se integra en la banda.
Una víctima del terrorismo no tiene ningún interés en serlo, ni pone de su parte, ni da pie. La víctima es elegida por los terroristas sin que ella se entere, y si se entera es porque no tiene escapatoria y quieren disfrutar con su sufrimiento. También puede ser una víctima del terrorismo alguien que accidentalmente pasaba por cierto lugar, o estaba allí. De haberlo sabido habrían abandonado el sitio o cambiado el itinerario.
Una víctima del terrorismo puede ser mejor o peor persona, pero siempre lo es en contra de su voluntad. Y este detalle se les escapa a muchos de los que critican a las víctimas o sus familiares. No me cabe ninguna duda de que algunas de las víctimas del terrorismo son muy malas personas, pero son víctimas, porque hubo otras personas peores que ellas que lo decidieron así. Y en su condición de víctimas tienen todo el derecho a recibir el amparo del Estado y de la sociedad entera. Quienes no tienen ningún derecho son los terroristas y sus cómplices mientras actúan como tales. A saber lo que tiene Otegui en el lugar en el que debía haber un cerebro.
Hay víctimas del terrorismo que no poseen el don de la generosidad y, por tanto, no pueden apreciar la de sus benefactores o admiradores, pero no por ello dejan de ser víctimas. Algunas se creen con derecho a hacer política en su condición de víctimas, y eso es un error, pero siguen siendo víctimas; a otras se les acusa de eso de forma indebida, porque el personal suele ser caprichoso y arbitrario. Defender la dignidad de las víctimas no es hacer política. Si un gobierno pasa por encima de ellas transgrediendo la ley, tienen derecho a protestar.

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