viernes, 22 de octubre de 2021

La tortilla española de Pizcueta 14

Unos ingredientes, unas manos, un amor al trabajo bien hecho, un primor. Me lo había dicho José Ramón Romero, que acaba de abrir el Wine Bar Symbiosis, en Gregorio Gea 43, de Mislata: Paz Corral es de las mejores de España.

Tiempo atrás, Ricardo Bellveser me había contado que junto con otros dos personajes del mundo de la cultura había recorrido España en busca de la mejor tortilla española. Durante un buen rato me estuvo hablando, en tono erudito, de las particularidades de este producto de la gastronomía.

Hay platos que, pese a su aparente sencillez, dependen casi de manera absoluta de quien los hace. Alguien dijo que comer bien no es cuestión de dinero, sino de cultura, y aquí tenemos un plato modesto, cocinado por manos amorosas, capaz de entusiasmar a los paladares más exigentes. Explica Paz que en las tortillas secas no se nota la clase de huevo, pero en las jugosas sí que se distingue si es campero o no. Unas buenas patatas Liberta y un aceite fino, que no interfiera el sabor, pero, sobre todo, la pericia dan un resultado espectacular.

Echo de menos a Pancracio Celdrán Gomariz, un sabio que no presumía de serlo, que, sin duda gozaría con las tortillas de este sitio. Estuve con Fernando Iwasaki, cuyo libro ‘
Sevilla, sin mapa’, espero comentar pronto, y le pareció muy buena. A Consuelo Císcar, a quien deseo que salga con bien del embrollo judicial en que está inmersa -es urgente, si queremos salvar la democracia, que la justicia sea totalmente independiente; me indigna el pasteleo entre el PP y el PSOE en este terreno-. Si consigo que Enrique Arias Vega venga a probarla ya sé que la pedirá sin cebolla, como otras amistades tan gallegas como la propia Paz Corral. En cambio, hay otros que si no lleva cebolla no la quieren. Ninguno se quedará con hambre.

Esta cocinera salió muy bien librada de un concurso organizado por Rafael García Santos, que no se deja embaucar por nadie y menos por fantasmones que han logrado su popularidad gracias a la televisión y no a su habilidad en la cocina.

2 comentarios:

eugenio de la cuesta gutierrez dijo...

Como de costumbre, un sutil y sabio relato sobre algo tan aparentemente humilde como una tortilla de patatas. Has de saber, Vicente, que donde resido hay un restaurante que presume de tener algún premio sobre la bondad y exquisitez del plato pero, para comparar honestamente, envíame una buena ración de lo que predicas, aunque sea por Amazon, aún a riesgo de transformación en revoltijo siberiano. Me exijo conocer y comparar para certificar mi opinión de experto. Te enviaré, a cambio, una buena ración de anchoas santoñesas. Abrazo

Unknown dijo...

Qué plato la tortilla. Y qué relato el de Vicente. Para mí, debe estar jugosa o babé como les gusta decir a algunos. La papá, bien frita y en trozos pequeños. ¡¡Madre mía que comida!!