La
foto es muy hermosa. Está hecha por alguien que entiende de eso.
Pero no sólo es hermosa por la pericia del fotógrafo, también la
flor hace su aportación. Es muy bella, la ofrece el almendro y
cautiva a todo el que la ve.
La
belleza suscita la duda de su utilidad. ¿Sirve para algo más que
para que la gente se quede embobada mirándola? Esta flor del
almendro podría ser menos vistosa y acabar dando el mismo fruto.
Pero casualmente es bella y entonces el almendro nos hace dos
regalos, primero uno muy lindo y luego otro muy nutritivo.
Además
de incitar a la contemplación, y con ello fomentar el cultivo del
espíritu, también hace evocar otras cosas y muy a menudo hace
pensar en otras personas. En concreto, las flores llevan a pensar en
alguna dama. Esos colores rosáceos, ese azul del cielo, esos colores
más vivos que se observan al fondo resultan muy apropiados para la
cuestión. Los filamentos, las anteras, los estigmas, con sus tonos
más unos y amarillentos otros, son el perfecto contrapunto de los
suaves y delicados pétalos que con su sonrosado color atraen las
miradas de todos.
Una
flor, y concretamente esta flor tan hermosa, puede representar a una
dama. De hecho, representa a una dama. Pero también a una ilusión.
Una flor despierta las más bellas ilusiones de la gente, esas que no
tienen que ver con el dinero ni con el poder.
La
belleza incita a pensar en lo elevado, en lo más hermoso, como el
sufrimiento induce a ser piadoso. A una flor no se la puede
maltratar, porque se marchita y muere. A una flor hay que cuidarla
con esmero, para que se mantenga fresca durante el mayor tiempo del
que sea capaz. Para cuidar una flor hay que ser capaz de amar a las
flores.
Foto
de Juan Carlos Estrela
6 comentarios:
Gracias, Vicente, por este magnífico regalo para el espíritu. Me he quedado pensando que las flores, por efímeras, también nos enseñan que para apreciar lo bueno que la vida nos ofrece, tenemos que estar atentos y dispuestos a no dejar pasar las oportunidades. Un beso grande. MJ
Me ha gustado mucho, pero creo que no existen flores feas. Al menos no conozco ninguna. Y si ademas dan fruto, pues como dices tu, doblemente bellas.
Conmovedor... escrito con una mirada especial y un gran corazón bondadoso.
La flor del almendro de verdad que inspira escribir siempre al respecto desde la variedad de sensacione y emociones que emergen del fondo de ser.
AnnaTeresa
Su belleza siempre es para atraer y cumple su función a la perfección con las abejicas y conmigo. Es un ritual fotografiarlos cada año :)
Tierna, muy tierna la mirada que se hace de la flor del almendro, pues ésta inspira en las que lo ven las expresiones más sublimes que se puedan conocer. Y cada vez que sean vistas, a borbotones brotarán frases con muchos sentimientos...
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