martes, 23 de abril de 2013

Los que aparentan

Vivir también consiste en ir sorteando obstáculos y peligros. Por ejemplo, de todos es sabido que hay personas que disfrutan metiendo el dedo en el ojo a quien pueden. Y se ríen mucho cuando lo hacen. Eso obliga a salir a la calle con los ojos protegidos; y no sólo eso, sino que además hay que entrenar la cintura y los reflejos, para tratar de esquivar el golpe cuando llega, porque a veces la protección ocular no es suficiente.
También hay que esquivar a los “buenos”. Esos son los que cumplen los requisitos que debe cumplir la gente “buena”. Unos se consideran buenos porque van a misa, otros porque son de izquierdas, o porque siendo ricos se han apuntado a un sindicato, o porque siendo más ricos aún hacen escrache en favor de los pobres (ojo, no les ayudan a pagar la hipoteca), o porque son de derchas, o porque han abrazado algún credo religioso, o por cualquier otro motivo similar que les induzca a pensar que deberían darles el carnet de “buenos” si lo hubiera. Quienes tienen esa tendencia a considerarse “buenos” por esos motivos tan pintorescos se dedican luego a indentificar y perseguir a los “malos”. En este menester no es raro que busquen ayuda o que hagan batidas en grupo, en sentido metafórico. Cuando localizan a uno le infligen todo el castigo que pueden. Del ostracismo hacia arriba.
Otros a los que se puede considerar como de armas tomar son los aparentes. Dicen banalidades, pero la gracia está en el tono con que las dicen y los envoltorios con los que las maquillan. Si el discurso es oral, no cabe descartar que engolen la voz, lo que añade un plus a sus pretensiones. Los que buscan aparentar se reconocen entre ellos. Cuidan mucho las formas y los modales, se ciñen a lo políticamente correcto y, por supuesto, nunca se salen del carril. Por supuesto que consideran una horterada que alguien busque algo que sea realmente bueno, no que sólo aparente serlo. ¿Y cómo hay que cuidarse de éstos? Cuando uno viene a darse cuenta de lo que son ya es tarde. Ellos ya han tomado notas y se disponen a practicar el deporte que más les gusta, que es la crítica feroz.

1 comentario:

Adelina dijo...

Sí, hay personas así, es una pena...

Un beso.