
Yo
he tenido la suerte de tratarla en
su vertiente
mundana,
en las
que se sirve de su
extremada educación, su
tolerancia y
su
dulzura. ¿Qué
hubiera pensado de mí si me
hubiera mirado con su ojo profesional,
en
trance artístico?
Nada bueno, sin duda. Pero
no es bueno que me atormente con esa idea, prefiero centrarme con lo
real, antes que con lo supuesto, y ahí me tropiezo con esa sonrisa
que me dedicó.
Desde
el 16 de mayo y hasta el 22 de junio expone 42 de sus obras en la
Galería
Punto. Merece
la pena visitar la exposición. No
puede dejar indiferente a ningún amante del arte. La
suya es una mirada sobre la vida, sobre lo que somos, muy
interesante. Nunca
llegamos a conocernos del todo, de modo que cualquier pista que se
nos dé sobre nuestra idiosincrasia
merece nuestra atención. Sería
prolijo y tedioso hablar de todas las obras expuestas y fuera cual
fuera la que eligiese Amparo
y Nacho Agrait, los directores
de la Galería, me dirían que había elegido bien. Hecha
la salvedad anterior, me atrevería a señalar, como muestra del arte
de Ouka Leele, un cuadro hecho
a partir de una fotografía en blanco y negro,
en el que una agraciada joven da la espalda a una ventana a
través de la cual se ve,
en primer plano, la cúpula de un gran edificio, adornada con
diversas esculturas y
coronada por otra que representa un ángel. La
joven tiene una caja de cartón de la que saca, exhibiéndolo, un
precioso filete.
En
la foto, Amparo Zaragozá, Ouka Leele y yo.
1 comentario:
Si, Vicente, debe ser una gran artísta. Se la ve como tú dices, dulce y tierna pues tiene una sonrisa que irradia bondad.
Que le vaya bien en todo a Ouka Leele.
AnnaTeresa.
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