domingo, 19 de mayo de 2013

Ouka Leele

Hay que hacerle caso a Antonio de Senillosa. Acertaba de vez en cuando, y esta vez fue, estoy convencido, una de ellas. Vino a decir que quien conozca a Ouka Leele y no sepa nada todavía de su obra, puede equivocarse en el caso en que se fije únicamente en lo suave, tierna y frágil que es, porque, aclara a continuación, se transforma cuando asume el papel de artista. Entonces su temperamento fluye sin freno, su creatividad se desborda y su ojo parece dotado de poderes mágicos, capaces de ver arte donde otros no vislumbramos más que una escena cotidiana.
Yo he tenido la suerte de tratarla en su vertiente mundana, en las que se sirve de su extremada educación, su tolerancia y su dulzura. ¿Qué hubiera pensado de mí si me hubiera mirado con su ojo profesional, en trance artístico? Nada bueno, sin duda. Pero no es bueno que me atormente con esa idea, prefiero centrarme con lo real, antes que con lo supuesto, y ahí me tropiezo con esa sonrisa que me dedicó.
Desde el 16 de mayo y hasta el 22 de junio expone 42 de sus obras en la Galería Punto. Merece la pena visitar la exposición. No puede dejar indiferente a ningún amante del arte. La suya es una mirada sobre la vida, sobre lo que somos, muy interesante. Nunca llegamos a conocernos del todo, de modo que cualquier pista que se nos dé sobre nuestra idiosincrasia merece nuestra atención. Sería prolijo y tedioso hablar de todas las obras expuestas y fuera cual fuera la que eligiese Amparo y Nacho Agrait, los directores de la Galería, me dirían que había elegido bien. Hecha la salvedad anterior, me atrevería a señalar, como muestra del arte de Ouka Leele, un cuadro hecho a partir de una fotografía en blanco y negro, en el que una agraciada joven da la espalda a una ventana a través de la cual se ve, en primer plano, la cúpula de un gran edificio, adornada con diversas esculturas y coronada por otra que representa un ángel. La joven tiene una caja de cartón de la que saca, exhibiéndolo, un precioso filete.
En la foto, Amparo Zaragozá, Ouka Leele y yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si, Vicente, debe ser una gran artísta. Se la ve como tú dices, dulce y tierna pues tiene una sonrisa que irradia bondad.
Que le vaya bien en todo a Ouka Leele.
AnnaTeresa.