Hombres y mujeres en grado de tentativa.
Niñatos al cabo (las pseudofeministas no se enfadarán si no digo
niñatas; lo políticamente correcto es una forma de asfixia). Juegan
a creer que son lo que jamás llegarán a ser, por falta de arrestos.
Elitistas, clasistas y tribales (algunos son muy
inteligentes), practican lo mismo que critican. Cuando el amor a la
verdad sucumbe a la tentación del narcisismo, sufre la filosofía. Se
las dan de campechanos (como el anterior Rey) y dejan que el
populacho se les acerque, pero sólo hasta la valla tras la que se
protegen. Discriminan a quienes no se les rinden incondicionalmente y
les aplauden hasta romperse las manos. ‘Discriminan’ (son muy
inteligentes), como aquellos a los que critican.
«Monotonía de lluvia tras los
cristales», siempre la misma historia, siempre los mismos fantoches.
Apuestan a caballo ganador. No les mueve el amor a la justicia o la
causa justa, sino que saben que por mucho tiempo que tengan que
esperar al final saldrán ganando, porque la opción contraria no
puede, en ningún caso, alzarse con la victoria.
La historia es elocuente...No basta con
tener talento para ser persona. Se puede ser un gran arquitecto, un
gran literato, un gran general...y, al mismo tiempo, un gran
miserable.
La amenaza del fracaso personal se
cierne sobre cualquiera que se precie. Se puede constatar que ha
tomado carta de naturaleza en alguien cuando se observa que éste, o ésta, se ha refugiado en alguna tribu o clan. Cuando alguien necesita
un parapeto para protegerse de las inclemencias de la vida es porque
sus convicciones son débiles, su amor por la justicia, aunque sepa
de leyes, es mera retórica, su adhesión a la verdad, mero postureo y la proclamada fraternidad hacia sus semejantes pura burla, auténtico
cachondeo, mentira podrida. Cuando alguien fracasa en su lucha
interior pasa a ser un fantasma.
2 comentarios:
En mis años jóvenes contábamos unas canción que decía así: ya están aquí los fantasmas, siempre los mismos fantasmas, con sus montajes fantasmas, ¡vaya un tostón! Es de Aute.
Las redes sociales son el escaparate perfecto que necesitaban éstos fantasmas. Y, su ego crece y crece a medida que acumulan contactos, likes y comentarios acordes al personaje.
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