Con fecha 28 de septiembre, a las 21’01, La Casa del Libro de Alcalá 96 accedió a que la presentación de mi novela ‘La del alba’ tuviera lugar en esa tienda, y a continuación me dio un listado de fechas disponibles.
Los presentadores viajan mucho por el mundo por motivos profesionales. Me hicieron el favor de reservar en sus agendas el 3 de noviembre, fecha elegida de común acuerdo entre los tres. El 1 de octubre, a las 15’29, La Casa del Libro de Alcalá 96 dio su conformidad a esa fecha, y se fijó la hora del evento en las 19.
Compré los billetes de ida y vuelta en tren y difundí el cartel anunciador del evento por todas partes. El 4 de octubre, a las 13’47, La Casa del Libro de Alcalá 96 me dijo que el cartel anunciador era genial.
Con fecha 8 de octubre, sábado, a las 9’39, me anuncian que me han cancelado el evento. Les mandé varios correos explicándoles la catástrofe, puesto que mis amigos habían dejado ese día en blanco por mí, y que yo iba a perder el dinero del viaje y que había avisado a mucha gente y lo había anunciado en redes. No tuve respuesta a ningún correo electrónico. Pensé que la barbaridad la había perpetrado algún jefecillo caprichoso y quise localizar a alguien de la empresa con más sentido de la responsabilidad que la deshiciera. Encontré a un representante de la librería en Linkedin y puse algo, como pude, porque las posibilidades de hacerlo no eran muchas, en su sitio. Pero cuando intenté encontrarlo de nuevo ya no pude. Tal vez me bloqueó, no sé. En otras redes sociales, cuando alguien te bloquea se ve. No ocurre así en esta. Hice la pregunta en la ayuda de Linkedin, por si se podía informar de que he sido bloqueado, pero la respuesta se enmarca en lo conocido como salirse por la tangente.
Tuve la suerte de encontrar otra librería para ese mismo día 3 de noviembre, pero después de una ardua búsqueda contra reloj. Creo que pregunté a más de quince librerías.
Para terminar, diré que el valor de una persona es el mismo que da a su palabra.
No hace mucho tiempo, se cerraban negocios de mucho dinero mediante un apretón de manos. Ese trato se cumplía a rajatabla, pasara lo que pasara (una tormenta podía destruir una cosecha o un cambio de tiempo hacer que fuera mucho mejor de lo esperado, esto en lo que se refiere a los tratos del campo, que no eran los únicos en los que se procedía así).
2 comentarios:
Buenos días, Vicente. Encuentro hasta bondadosa la descripción. Eso es una putada en toda regla y un acto de repugnante arbitrariedad.
Toma nota.
Parece una historia surrealista difícil de imaginar en una empresa como esa. Habrá que tomar nota de esa librería, eso no es una traición, es otra cosa.
Un abrazo, Juan Vte.
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